LA ISLA DEL TESORO

Ilustración para el libro de N.C. Wyeth. 1882-1945.




«Ninguno de mis sueños y fantasías fue tan trágico y sorprendente como las aventuras que realmente nos sucedieron después».

Robert Louis Stevenson. La Isla del Tesoro. 




¿Habéis leído La Isla del Tesoro de R. L. Stevenson? Seguro que muchos lo habréis hecho. Es fantástico ¿no?; probablemente el mejor libro de aventuras jamás escrito.

¿Es una calificación atrevida? Decidme otro que pueda rivalizar con él. Y sobre todo, dádselo a leer a vuestros hijos, ellos ratificarán mi opinión. Os aseguro que no podrán dejarlo hasta el final.

Es una historia de niños y hombres, de piratas y tesoros, de veleros e islas solitarias … es todo eso y mucho más que eso. 

«–¡Un palmo más, señor Hands, y le salto los sesos! Los muertos no muerden, ¿no es eso lo que dijo? –añadí, riendo entre dientes. Se detuvo. Vi, por su gesto, que trataba de pensar, lo que para él era empresa harto lenta y dificultosa, y yo, crecido por mi superioridad en aquel momento, solté una carcajada. El tragó saliva varias veces, y trató de hablar, aunque sin perder aquella expresión de perplejidad. Para poder hacerlo se quitó el cuchillo de su boca, pero no hizo ningún otro movimiento».

Una trama sólida, un trepidante cambio de escenario, un constante suspense y una galería de personajes memorables. El listo, curioso y noble Jim Hawkins, con el que podría identificarse cualquier lector joven, encarando la travesía de su “línea de sombra” ante su primera elección moral, a su lado, el inolvidable Long John Silver, el arquetipo de cualquier pirata, con su pata de palo y el loro en su hombro, malvado, pero no del todo, pues le vemos responder con afecto a la desbordante bondad de Jim, aunque solo sea un breve instante, tan fugaz como el fogonazo de un cañón, en el que parece volverse hacia la luz que desprende la virtud del joven. 

La novela retiene, desde el día que se publicó, la fuerza del mito y «la cualidad onírica de un cuento de hadas», como acertadamente ha dicho algún crítico. Y si bien sabemos, por la propia admisión de Stevenson, que a la hora de escribir la historia nuestro autor se sintió fuertemente influenciado por Daniel Defoe, Edgar Allan Poe y Washington Irving, no podemos dejar de sentir que, como también sucedió, el libro es un libro hecho, ex professo, para niños: resulta muy significativo, al tiempo que tierno y conmovedor, descubrir que Stevenson escribió esta historia para su hijastro Sammy y que siguió a pies juntillas su gusto y sus impresiones, pues al acabar cada capitulo le hacía lectura del mismo y, a continuación, procedía a realizar las correcciones oportunas para ajustar el relato al gozo y la complacencia del niño. Cuando sabemos esto, todo encaja de pronto y podemos entender a la perfección el porqué esta historia seduce desde siempre tan irresistiblemente a nuestros chicos. 

Chesterton –que para mí es siempre una referencia–, dejó dicho: «La Isla del Tesoro se escribió como libro para chicos, y tal vez no se lea siempre como un libro para chicos. A veces doy en pensar que un chico real lo podría leer mejor si lo pudiera leer empezando por el final. El final, que está lleno de esqueletos y de antiguos crímenes, es bello en el máximo sentido de la palabra; es incluso idealista. Porque es el cumplimiento de un ideal, el ideal que se promete en su mapa provocante y lleno de indicios, una visión no sólo de blancos esqueletos sino también de verdes palmeras y mares de zafiro».

Aunque buscáramos arduamente no encontraríamos nada que sobrase en este libro, nada. Y creo poder asegurar que vuestros hijos lo llevarán consigo en su memoria durante el resto de sus vidas, recordando la isla perdida «de verdes palmeras y mares de zafiro» (por cierto, para un mejor recuerdo, recomiendo una edición que contenga las fantásticas ilustraciones de N. C. Wyeth).

«Quince hombres en el cofre del muerto...  ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!»
Durante un tiempo mi hija mayor acostumbraba a recitar esta canción de piratas. Sobra decir que el libro le encantó.


Comentarios

  1. Maravillosa recomendación. Me encantó e inquietó cuando lo leí de pequeña, y me ha chiflado ver el entusiasmo con que lo ha leído mi hija.

    ResponderEliminar
  2. ¡A que sí! Nuestros hijos están capacitados para disfrutar de cosas mejores que las que hoy en día se les ofrecen y para verse atrapados por historias apasionantes y emotivas como La Isla del Tesoro. Y lo cierto es que gracias a Dios hay muchas más historias para ofrecerles.

    ResponderEliminar
  3. Natalia Sanmartin Fenollera30 de noviembre de 2016, 2:11

    A mí me pasó como a Camino. La escena favorita de tus niñas, Miguel, es la de Jim escondido en el baúl de manzanas. La mía siempre ha sido la llegada de John Silver a la posada y la pelea entre Black Dog y Billy Bones y hasta la muerte de Pew. Es un libro irresistible. Es imposible no querer ser un pirata (con vestidos y enaguas..) leyendo a Stevenson. Lo he releído este verano y me ha vuelto a pasar exactamente lo mismo de siempre: sentir unas ganas terribles de hacerse a la mar, beber grog y fugarse a los mares del Sur. No pierde fuerza, es perfecto.

    ResponderEliminar
  4. Que alegría encontrarse con un blog así, desafortunadamente en mi infancia carecí de lecturas, en la educación básica teniamos un libro llamado "español lecturas" y era lo único con lo que contaba en cuanto a lecturas infantiles, ahora irse encontrando con este mundo es maravilloso. ¡Enhorabuena!
    Quiero aprovechar para saludar a "la señorita prim", sobra decir que su libro me ha encantado y estoy a la espera de más de su autoría y porqué no preguntar, ¿cuándo nos deleitaremos con un blog suyo?

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias Iván, solo espero que esta iniciativa pueda servir de ayuda a alguien. Con eso me conformo.

    ResponderEliminar
  6. Natalia Sanmartin Fenollera3 de diciembre de 2016, 3:33

    Muchas gracias, Iván, me alegro mucho de que te haya gustado el libro. Si alguna vez me animo a abrir un blog, seguro que lo tendré por aquí cerca.

    A mí me encanta la literatura infantil, los mitos, los cuentos de hadas, y es verdad que es maravilloso ese mundo. Me gusta ahora tanto como cuando era una niña. Las cosas buenas no cansan nunca.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Natalia!!!
      No quiero dejar pasar la oportunidad de saludarla.
      Dios quiera que pueda venir a la Argentina algún día. Soy amigo del Padre Javier Olivera Ravassi y hemos conversado varias veces sobre la posibilidad de que usted visite nuestro país. Nos encantaría.
      Quiero agradecerle por su GRAN Y BUENÍSIMO libro. Día a día intento vivir en San Ireneo de Arnois (como un estado del alma).
      Le he hecho leer el libro a toda mi familia y a varios amigos.
      Bueno, espero que pueda leer este mensaje. Le mando un afectuoso saludo desde Santa Fe. Mil gracias por tanto bien que ha hecho con su libro!!!
      Dios la bendiga.

      Perdón Miguel por usar su EXCELENTE blog para saludar a su hermana. Pero uno no se encuentra todos los días con esta oportunidad. Gracias!
      Leandro Blásquez

      Eliminar
  7. Natalia Sanmartin Fenollera12 de diciembre de 2016, 16:16

    Muchísimas gracias, Leandro, qué alegría leer su mensaje. Ojalá pueda ir en algún momento a Argentina, tengo muchos y muy buenos amigos allí, como el P. Olivera, y muchas ganas de visitarlos. He estado dos veces en su país, fue antes de escribir el libro, pero guardo un gran recuerdo de las dos visitas y de la gente encantadora que conocí allí.

    Les mando todo mi cariño a usted y a su familia y el deseo de que pasen una feliz, hermosa y santa Navidad.

    ResponderEliminar
  8. Qué alegría me ha dado leer su respuesta! Dios quiera que pueda usted volver a la Argentina. O nosotros ir a España...

    Felíz y Santa Navidad! El Niño Jesús ya me ha hecho el regalo de poder comunicarme con la autora de uno de mis libros favoritos.
    Saludos!

    Leandro (un hijo de la España de Isabel y Fernando)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario