EL HOBBIT

Carátula de la primera edición, ilustrada por el propio Tolkien.



«En un agujero en el suelo, vivía un hobbit.»

El Hobbit. J.R.R. Tolkien.




En el año 1937 se publica El Hobbit, la primera novela de J.R.R. Tolkien, en la que la autor da vida a la fabulosa y compleja mitología fantástica de la Tierra Media, que años más tarde culminará con la trilogía de El Señor de los Anillos. El libro fue ilustrado por el mismo Tolkien.

Como muchas de los grandes obras de la literatura infantil, El Hobbit tiene un origen doméstico, pues la historia fue ideada por Tolkien con la intención de entretener a sus hijos.

La novela narra el viaje de Bilbo Bolsón, un tranquilo y acomodado hobbit, que es convencido por Gandalf, un poderoso mago blanco, para que forme parte de una expedición de enanos que intentarán recuperar el hogar y el tesoro de su pueblo, usurpado tiempo ha por el dragón Smaug. Para ello Bilbo abandonará La Comarca, su hogar, para atravesar las inhóspitas regiones de la Tierra Media (Las Montañas Nubladas, La Montaña Solitaria, el Bosque Negro y Rivendell, la patria de los Elfos) y encontrarse en su viaje con los hostiles trolls, trasgos, orcos y wargos y los amistosos elfos. Conocerá a Gollum, y hallará un precioso anillo del que dependerá el destino de la Tierra Media, y cuya trascendencia se conocerá en la posterior trilogía llamada, por esa razón, del Anillo.

La Comarca (Hobbiton). Ilustración de Tolkien.

La peregrinación de Bilbo es una historia fascinante de atrevimiento y heroísmo, pero no es simplemente un viaje de aventuras, sino que muestra a los niños (y a los adultos, sin duda) como una simple persona puede lograr cosas extraordinarias cuando es forzada a salir de su confortable "agujero en la tierra", y obligada a enfrentarse a situaciones extremas, aunque para culminar con éxito su viaje haya de recibir también ayudas extraordinarias, como es su mágico anillo.

Éste es un mensaje claro del libro, pero hay más.

Muchos son los que han disfrutado con las aventuras de magia y fantasía que Tolkien tejió con minuciosidad y detalle pasmosos en sus libros, tal como éste de El Hobbit. Pero no tantos son conscientes de que en la vida, Tolkien fue un devoto católico y que los personajes, los sucesos y los principios morales expuestos en sus historias son informados por los dogmas de su fe.

Así en el Hobbit, al igual que en su trilogía de El Señor de los Anillos, la superficie emocionante y cautivadora de la historia encierra una palpitante corriente subterránea de espiritualidad católica. No importa que los niños no la capten conscientemente, como ya he dicho en otras ocasiones, esta experiencia lectora conformará su forma de ver el mundo y les posibilitará acceder con más facilidad a la Verdad.

En la historia está –para quien quiera verlo–, una analogía entre el viaje de Bilbo y el camino cristiano de autosacrificio por amor a los demás, y de abandono a la Providencia y a la Gracia.

La vida y la muerte, el bien y el mal, el coraje y la cobardía, la misericordia y la justicia y, por supuesto, la fe, la esperanza y la caridad, están en la novela. Pero aún más, temas como el sacrificio, la sabiduría, la mayordomía, el sufrimiento, la debilidad, la contingencia, la jerarquía, el fracaso y la peregrinación, están también. 

Es un libro grande.

Fragmento de una de las ilustraciones hechas por Tolkien para el libro.

Ningún niño debería crecer en un mundo sin hobbits; sin conocer a Bilbo o a Gandalf. Es por eso que he incluido El Hobbit en el régimen de delicias de lectura obligatoria de mis niñas. Mi hija mayor ya lo ha degustado y la pequeña está deseando saborearlo también. Espero que los vuestros lo hagan con la misma fruición e interés. Los diez u once años podría ser una edad apropiada para hacerlo.


Comentarios

  1. Estimado Miguel: me sorprendió la alegría al enterarme de este blog tan maravilloso y necesario para la educación de nuestros hijos. Pienso que se necesita una buena dosis de sentido común y estético para llevarlo adelante...cosa que usted tiene, y el mundo moderno perdió hace mucho.
    Al sur del mundo, en una comunidad de matrimonios jóvenes (de férreos y antiguos vínculos), se está leyendo y releyendo los libros de Senior y la Srta. Prim, tan penetrantes como sugestivos. Entenderá, entonces, que sus escritos serán una buena hoja de ruta para nuestra primera y más hermosa tarea: educar hijos en tiempos difíciles. Y que sus pequeñas lecturas sean como falsabragas de milicia, contra un mundo que se obstina en destruir sus corazones inocentes.
    Si cabe alguna sugerencia -sumamente opinable- es ésta: que estire o distancia un poco más sus post, así no se nos escapa ninguno... Al menos por ahora que está empezando a conocerse por aquí.
    Y gracias por todo.
    Cordialmente,

    José Ferrari.-

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    1. Estimado José:

      Agradezco sus palabras, pero son en exceso elogiosas. En todo caso sepa usted que conocer del interés de personas como las que representa, me llena de ilusión y responsabilidad a partes iguales. En cuanto a las entradas, comprenderá que la actual cadencia es fruto del entusiasmo que preside el inicio de toda empresa. De todas formas tomo nota.

      Un saludo.

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  2. Excelente Miguel!! Quería saber tu opinión sobre un tema sobre el cual he pensado. ¿Crees conveniente que nuestros hijos no vean las películas sin antes haber saboreado estas historias a través de la lectura? Creo que el ver las películas antes, limitaría su imaginación, además de que las películas en ocasiones no son fieles a lo escrito entre otras cosas.
    También quería pedirte, en cuanto puedas recomendar lecturas para los niños que están comenzando a leer, edades de 5 o 6 años aproximadamente, si es que hay algunas lecturas que los incentiven. Muchas gracias.

    Enzo

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  3. Muchas gracias por seguir el blog, Enzo. Estoy de acuerdo contigo; creo que si los niños ven la película antes perderán la oportunidad de hacer una lectura personal y se acogerán a la del cineasta (que muchas veces es un mal resumen o un resumen distorsionado).

    En lo que respecta a la segunda cuestión, trataré de incluir algún titulo de esas características.

    Un saludo.

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  4. Yo creo que ahora es un tiempo maravilloso para leer El Hobbit y también para hacer que los niños lo lean. Es tiempo de volver cada uno a nuestro agujero en la tierra y esperar allí la Navidad, recogidos lo más lejos posible de las celebraciones del mundo no cristiano, apartados de su bullicio, ajenos a la multitud de ornamentos e imágenes, aparentemente navideñas pero vacías de sentido sobrenatural con que nos inundan, lejos del rechazo, la indiferencia y el sentimentalismo pagano. Es hora de replegarnos y celebrar la llegada del Salvador.

    El Hobbit prepara a los niños para descubrir, porque lo descubrirán, que Smaug existe, que hay un dragón que ronda buscando a quien devorar, pero al que se le puede vencer, no porque seamos más fuertes, sino porque hay Alguien más fuerte que nosotros y más fuerte que él. Y esa lección es un tesoro.

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