BELLEZA, DELICADEZA Y ARMONÍA: BEATRIX POTTER, KATE GREENAWAY Y ELSA BESKOW

Miranda de John William Waterhouse (1849-1917).




«Enseña al niño el camino que debe seguir, y llegado a la vejez no se apartará de él.»

Proverbios, 2,6





























No supone desvelar ningún arcano el decir que los primeros años de un niño son los más decisivos para su existencia. Los hábitos tempranos mueren con dificultad, tal y como constata la experiencia; no otra es la idea que reposa tras la frase de Proverbios y la de el Estagirita. Por ello es urgente apresurarse, amanecer en la tarea de la enseñanza y la instrucción de nuestros hijos. Y uno de los aspectos importantes en esta ardua tarea es la dimensión estética, el conocimiento de la belleza. Esta educación en la belleza supone, ante todo, una liberación de la vulgaridad. Los griegos tenían una bella palabra para expresar «vulgaridad», ellos la llamaron apeirokalia, que significa falta de experiencia en las cosas bellas. Hay por tanto que darles a nuestros hijos esa experiencia de las cosas bellas y hacerlo pronto; este acceso temprano a la belleza se revelará crucial aunque sus frutos puedan ser tardíos. Quizás no los percibamos en algún tiempo, pero estos frutos  se  darán; y una buena forma de comenzar es hacerlo con algunos libros.

En esta primera infancia (hasta los siete años), los ojos de los niños son limpios, están recién estrenados, esperan ansiosos recibir algo que, si bien desconocen, no dejan de intuir, y ese algo es la belleza. Este conocimiento de la belleza provocará su asombro y les conducirá a un conocer autentico; no los estropeemos deformando su gusto con las antiestéticas y vulgares propuestas que, de un tiempo a esta parte, pululan en nuestro mundo postmoderno. Es este un tema del que ya he hablado (sobre todo en la entrada LAS ILUSTRACIONES) y por esta razón no voy a extenderme más. Así que, sin más demora, comencemos.

Como siempre, lo que sigue no son más que propuestas (eso sí, experimentadas y, a mi juicio, exitosas), relacionadas con alguno de los muchos libros y autores que representan en sus obras esa belleza buscada de la que hablo. Hoy trataré de tres de ellos: las obras de Beatrix Potter, Kate Greenaway y Elsa Beskow.


Beatrix Potter (1866-1943)

Ilustración de uno de los cuentos de Potter con el conejo Perico, uno de sus personajes principales.



Como le sucedió a C. S. Lewis en su primera infancia, cuando mis hijas se acercaron a los libros de Beatrix Potter «con ellos, llegó por fin, la belleza». No otra es la sensación que sus precisos y delicados dibujos causan en las almas de los niños. La belleza misma transita, relajada y ociosa, por las pequeñas páginas de sus pequeños libros. 

Este calificativo de «pequeños libros» es ostentosamente paradójico y ello porque, aun siendo físicamente pequeños podemos afirmar que sus dimensiones morales son bastante grandes. Lejos de ser simples cuentos de conejos y gatitos, sus historias guardan entre sus pocas páginas cierto peso emocional y profundidad.

Por lo demás, son precisamente estos libros y en este reducido formato los que recomendaba el profesor Senior; la razón, su facilidad de manejo para los pequeños ,en contraste con el peso y tamaño del enorme libro de 400 páginas que recoge en un solo volumen todos ellos. 

Otras dos ilustraciones de la Srta. Potter.



Sin duda, lo más característico de las obras de Beatrix Potter es la ilustración. 

La Sra. Potter era una observadora entusiasta de la naturaleza y sus representaciones de animales son cuidadosas y detalladas. Su obra está influenciada por la preocupación prerrafaelita en copiar los detalles naturales. De hecho, fue alentada en su trabajo por John Everett Millais, uno de los fundadores del Movimiento Prerrafaelita y amigo de su familia, quien se dice le comentó: «mucha gente puede dibujar, pero tú…. tú tienes una especial capacidad de observación que te hace distinta». Esa pasión por la exactitud resulta llamativa y es de agradecer (por lo que tiene de instructiva, pues lo niños aprenden a conocer los animales tal y como son) y nos habla claramente de la deferencia y el gran respeto que la autora profesaba por la naturaleza.

Otro aspecto característico de sus ilustraciones de animales es su preocupación por la ropa; los vestuarios de sus protagonistas son cuidadosamente elegidos y fielmente reproducidos; se dice que la Sra. Potter hizo muchas excursiones a los museos de arte de Londres y que encontró fascinantes las colecciones históricas de vestuario de El Museo de Victoria y Alberto, donde al parecer tomo muchos bocetos que luego utilizó en sus acuarelas.

Se trata por tanto de unos libritos hermosos que proyectan una perspectiva novedosa sobre nuestra relación con la naturaleza, al tiempo que dejan traslucir un intenso amor y deleite por los animales; estos son los protagonistas absolutos de los relatos a quienes la autora atribuye hábitos y emociones humanas, todo ello en el marco de tiernas historias sobre amistad y aventura y con el trasfondo de un encantador entorno rural.

Muy recomendables. 

En España, los 23 pequeños tomitos de los cuentos han sido editados por la Editorial Debate y Los cuentos completos, en un solo tomo, pesado y de 400 páginas, por la Editorial Beascoa. A partir de los 3 años.


Kate Greenaway (1846-1901)

Juegos de niños, uno de los temas favoritos de la Sra. Greenaway.



Se ha dicho por quien entiende, que las ilustraciones deliciosas de la Sra. Greenaway le darían derecho a un lugar entre los poetas, incluso aunque no hubiera escrito las pequeñas rimas que acompañan a sus dibujos, como sucede en alguna de sus obras.

También ha sido dicho que la Sra. Greenaway, con un profundo sentimiento de amor por los niños, muestra como nadie la naturaleza infantil en toda su ingenuidad.

A diferencia de la Sra. Potter, cuyas historias son claramente rurales y campestres, la Sra. Greenaway representa sus escenas con niños jugando en el interior de las casas y en sus jardines, configurando así un ideal de vida en el hogar que, sorprendentemente, no refleja su época, la Inglaterra del final del siglo XIX, sino la de principios del mismo siglo. De esta manera, sus personajes son vestidos a la manera de la Regencia, con trajes de corte imperio de cintura alta y con bonnets. Dibujando a sus personajes infantiles de esta forma, elegantemente ataviados e inmaculadamente limpios, su obra inspiró un nuevo estilo en el vestir de los niños.

El estilo de vestir característico de los niños dibujados por la Sra. Greenaway.









Esta delicadeza en sus dibujos y acuarelas, de líneas finas y trazos sencillos, creó una imagen, idealista y de visión nostálgica, de una infancia romántica, lo que atrajo la atención del gran público de su época e inspiró a innumerables imitadores. Como Walter Crane explicó: «La gracia y el encanto de sus niños y niñas fue rápidamente reconocido y su tratamiento pintoresco de los trajes de principios del siglo XIX, los viejos jardines y el espíritu infantil de sus diseños, en el marco de una atmósfera de l´Ancien Régime, aunque tocada por un consciente esteticismo moderno, cautivó al público de una manera notable».

Lo cierto es que su arte ha soportado el paso del tiempo y la mayoría de sus libros son todavía impresos hoy. Tal ha sido su influencia, que el mayor y más prestigioso de los premios que se conceden anualmente al mejor ilustrador de libros infantiles lleva su nombre: el premio Kate Greenaway Medal.

La belleza es intemporal y en la obra de la  Sra. Greenaway se encuentra parte de esa belleza. 

En España, Lumen ha editado Al pie de mi ventana y En el jardín, libros de versos y rimas infantiles escritos y ilustrados por Greenaway, además, la maravillosa versión en verso de El Flautista de Hamelin de Robert Browning, con ilustraciones de la artista, ha sido editada por Alfaomega y el famoso libro El lenguaje de las flores por Elfos. 

Para niños de  5 en adelante.


Elsa Beskow (1874-1953)

Portada de uno de los libros de Beskow publicados en castellano.



Elsa Beskow es considerada la ilustradora de libros para niños más querida de Suecia; desde hace más de cien años los niños suecos han crecido acompañados de sus preciosos libros. Pero los libros de la Sra. Beskow no solo son conocidos en Suecia sino que han traspasado fronteras, haciéndose muy populares en todo el mundo.

Son cuentos sencillos y claros, con unas magníficas ilustraciones que conducen al lector a una Suecia idílica a finales del siglo XIX con escenas de una vida rural en pleno contacto la naturaleza. 

Nuestra autora encontró su inspiración en su propia vida. La casa familiar donde nació y vivó la Sra. Beskow era una antigua mansión de madera situada en la campiña sueca, en Djursholm, a las afueras de Estocolmo. La casa tenía un enorme y salvaje jardín en el que la artista se inspiró para sus maravillosas ilustraciones de flores, plantas, árboles y animales. Esta realidad natural es combinada en sus libros con la fantasía y los cuentos de hadas, pues en los bosques y prados que aparecen en sus historias, los niños protagonistas se encuentran con elfos y duendes, los animales hablan y las bellotas cobran vida. Todos estos cuentos eran relatados por la Sra. Beskow a sus seis hijos y más tarde a sus numerosos nietos, sin cuyo visto bueno nada era publicado.

Otra de las maravillosas ilustraciones de la Sra. Beskow.



Pero la inspiración de Elsa Beskow venía de más lejos, nada menos que de su infancia; cuando era niña pasaba largas horas dibujando árboles y flores en primavera y en verano, y, desde muy corta edad, leía con entusiasmo cuentos de hadas, cuentos que más tarde, con ayuda de su fértil imaginación, reelaboraba para relatárselos a sus hermanos. La Sra. Beskow creció pues rodeada de cuentos de hadas y en un ambiente de contacto pleno con la naturaleza, habiendo conservado como adulto la visión pura y maravillosa de un niño que se asombra ante lo creado, tal y como puede verse en sus libros.

Os los recomiendo encarecidamente. 

En castellano se han editado pocos libros de Elsa Beskow; así, Los niños del bosqueEl huevo del Sol y Las aventuras de Bellota, Avellanita y Castañita, han sido editados por Ivette Noguera García Edicions. Desde los 5 años.




Comentarios

  1. Conozco las ilustraciones de Beatrix Potter gracias a mi esposa. Ha utilizado esos libros muy a menudo con nuestros hijos, sobre todo leyendo sus páginas cuando era (y es) la hora de irse a dormir. Las ilustraciones son bellísimas, lleva usted razón. Pero además, se da la circunstancia de que mi esposa siempre ha tenido el gusto de escribir e ilustrar muchos de los cuentos que hemos leído y leemos a nuestros hijos.

    Nunca acentuará usted lo suficiente la importancia de la transmisión oral, de padres a hijos, de esos mundos imaginados con inmenso amor, gusto, belleza y sanos valores que nos remiten, siempre, a la maravilla de lo Creado y a su Creador, Dios (palabra que hoy está proscrita por los defensores de la Nada sesentayochista y aquella barbarie que parió la infame Revolución Francesa). En fin, que le mostré su blog a mi esposa y, aunque sea ella más de leer que de hacer comentarios, le transmito también las gracias en su nombre por el tesoro que ha creado usted con esta página. Gracias.

    Un cordial saludo de nuestra parte.
    Mari y Jordi

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    1. Muchas gracias por su fidelidad y por buenas palabras, Jordi. Veo que usted es de mi opinión en muchas cosas. Todas esas cosas que son pequeñas perro importantes y que se están olvidando. Una tragedia, una colosal tragedia.
      Haga extensivo a su esposa todo lo ya dicho y déle mis cordiales saludos.

      Un saludo.

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  2. No he encontrado en ninguna entrada (de las leídas hasta ahora) referencias a la colección “Kasperle”, muy recomendable, especialmente la edición con lomo de tela y portadas con las ilustraciones originales. Son los que me han permitido iniciar a mis hijos en tramas largas, ya que aún son pequeños.

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