UNA DISTRACCIÓN DE VEZ EN CUANDO VIENE BIEN (LAS ‘CHUCHES’ LITERARIAS)

Una jovencita leyendo, óleo de Seymour Joseph Guy (1824-1910).



“La simple necesidad de algún tipo de mundo ideal en el que las personas ficticias desempeñen un papel sin trabas es infinitamente más profunda y antigua que las reglas del buen arte, y mucho más importante.”

G. K. Chesterton


“La existencia de la buena mala literatura —el hecho de que uno pueda emocionarse o divertirse o incluso conmoverse por un libro que el propio intelecto simplemente se rehúsa a tomar en serio— es un recordatorio de que el arte no equivale a una cerebración.”

George Orwell


“Divertido no es lo contrario de serio. Divertido es lo contrario de aburrido y nada más.”

G. K. Chesterton



Si son ustedes seguidores de mi blog, sabrán que desde un principio no he dejado de escribir sobre la necesidad de que los chicos lean libros de calidad (y que, además, contengan en sus páginas bondad, belleza y verdad), pero también sabrán que he promocionado ciertas excepciones a tal regla, por tenerlas por sanas, estimulantes, y en ocasiones convenientes, como verán a continuación.

Porque, ciertamente, cuando nuestros hijos se acercan a la pubertad o a la adolescencia, constatamos la existencia de una ley natural que parece decirnos que, hagamos lo que hagamos ––es ineluctable––, nuestros chicos se alejarán de nosotros y de todo lo que nosotros signifiquemos y se volverán escépticos respecto a aquello a lo que prestemos atención o elogio, incluida la recomendación de lecturas. Así que aquella reverencial y hasta casi idolátrica atención que nos prestaban cuando les elegíamos los libros, los cuentos y las novelas, y el entusiasmo inocente con el que abordaban las problemas que algunos de aquellos libros les planteaban, acudiendo a nosotros prestos para encontrar un pronto alivio a aquellas dificultades, ya no se dará. 

Sin embargo, por su bien es preciso que nuestro prestigio como electores de libros se mantenga. Es necesario que nuestra influencia permanezca, aunque sea mellada y capitidisminuida. Y para ello, creo yo, nada mejor que haber ido creando desde su más tierna infancia una imagen paternal que en ocasiones se aparte un poco de la intelectualidad y la seriedad y se centre en el mero entretenimiento. 


Niño leyendo, obra de Jonathan Eastman Johnson (1824–1906).

Pero, ¿cómo hacerlo? preguntarán ustedes. Pues, utilizando chuches. Ya saben, estos libros de mediana e incluso baja calidad literaria, fáciles y evanescentes, pequeños interludios de evasión pura y dura para disfrute de nuestros hijos, y que aunque quizá no sean promotores de altos valores, al menos, no actuarán como disolventes de las virtudes que tratamos de inculcarles (por lo tanto, habrá que hacer una selección dentro de esta peculiar categoría. Se tratará siempre de buenas chuches). Me refiero a libros como los de Enid Blyton o Emilio Salgari, y a muchos otros de los que les he hablado desde aquí. Ese tipo de obra a la Chesterton calificó como un “buen mal libro”, refiriéndose precisamente a cierta literatura infantil de su tiempo, y que según George Orwell, no tiene “mayor pretensión literaria, pero sigue siendo legible aún después de que otros más serios han perecido”.

Pues bien, además de su finalidad escapista, lúdica, divertida y relajante (e incluso, a la más trascendente, imaginada por Chesterton, para quien “la literatura y la ficción son dos cosas completamente diferentes” (…) pues, si “la literatura es un lujo; la ficción es una necesidad”), creo que estas chuches tienen otra función, adicional y menos relevante, aunque estimo que también de una cierta importancia, como es acostumbrar a los chicos a que también se puede disfrutar con libros intrascendentes y ligeros, lo que facilitará la continuidad de nuestra tutoría literaria. 


Enid Blyton, una de las más prolíficas autoras de chuches.

Por todo ello, si alguna vez hemos sufrido la tentación ––bienintencionada, por supuesto–– de adquirir frente a nuestros hijos una pose literaria de alto nivel, con un interés centrado en lo estrictamente clásico (tratando de darles de comer únicamente aquello que prescribió el Matthew Arnold como “lo mejor que ha sido pensado y dicho”), posiblemente lo más conveniente será levantar el acelerador, corregir el rumbo y permitirles que frecuenten chuches de vez en cuando. 

A tal efecto, a continuación les presento una lista personal de aquellos títulos que he ido calificado de chuches en diversas entradas de mi blog. Se trata, obviamente, de una relación abierta que, como toda selección, tiene mucho de arbitrariedad y poco de certidumbre, ya que incluso entre los títulos citados hay grados. Pero al menos es un punto de partida. Ahí va, con los links que llevan al artículo donde hablo de los libros (aunque advierto que sobre alguno de los títulos no he escrito todavía).

-La serie de Guillermo Brown de Richmal Cropton (link).
-La serie de Penrod Schofield de Booth Tarkington (link). 
-La serie Torres de Malory de Enid Blyton (link).
-La serie Santa Clara de Enid Blyton (link).
-La serie La traviesa Elizabeth de Enid Blyton (link).
-La serie Los famosos cinco de Enid Blyton (link).
-La serie Los siete secretos de Enid Blyton (link).
-La series Misterio y Aventura de Enid Blyton (link). 
-La serie de caballos Jill de Ruby Ferguson (link).
-La serie de Jennings de Anthony Buckeridge (link).
-Merrit, aprendiz de detective de Mary Fitt (link).
-La serie de Ian, Sovra y Cathie de Elinor Lyon (La fuga de Cathie, El secreto de las piedras talladas y Extraños tras la puerta) (link).
-Los chicos de la colina de Elinor Lyon (link).
-Verdes crecen los juncos de Elinor Lyon (link).
-El valle del eco de Elinor Lyon (link).
-El desconocido del bosque Una cabaña para Crusoe de David Severn (link).
-Emilio y los detectives y otros de Erich Kästner (link).
-Kai, el de la caja de Wolf Durian.
-Las historias de Celia de Elena Fortún y de Antoñita la fantástica de Borita Casas (link).
-Los cuentos de Antonio Robles.
-Algunas historias de Ana Mª. Matute y de Monserrat del Amo.
-Sandokán, El corsario negro, El León de Damasco y muchas más de Emilio Salgari (link).
-Las historias de Sherlock Holmes y muchas otras, de Arthur Conan Doyle (link).
-La serie de Tarzán de Edgar Rice Burroughs (link).
-La saga de Old Shaterhand Winnetou de Karl May.
-La serie de la Señorita Marple, la de matrimonio de sabuesos y muchas otras historias de Agatha Christie (link).
-Las novelas de aventuras de Mayne Reid (link).
-Las novelas de Rafael Sabatini (link).
-Las historias de Arsenio Lupin de Maurice Leblanc (link).
-Algunas novelas de Edgar Wallace (link).




Comentarios

  1. Gracias por el listado. Trataré de ver los links correspondientes. Personalmente, de chico he leído mucho de Salgari, y un poco más grande, las obras completas sobre Sherlock Holmes, y bastante de Agatha Christie.

    También leía la serie de Alfred Hitchcock y los tres investigadores.

    Y aunque tal vez no entre en la categoría de "chuche" (como Ud le llama), creo que me he quedado más atrapado con los libros de Giovanni Guareschi (especialmente la serie de Don Camilo).

    Alfonso Jesús Vivar

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  2. mientras sepan discernir las barrabasadas de cretinos como el heresiarca wojtyla está todo bien. Enséñenles sobretodo lo que el modernismo es para que no tomen ese veneno.



    .



    O sea que la Tymieniecka ayudó a Karol Wojtyla, después Juan Paulo II, a hacer más anticatólica su filosofía

    Prosiguen los biógrafos: "Durante cuatro años trabajaron juntos en el manuscrito en Cracovia, Roma, Vermont, Suiza y Nápoles, y mantuvieron un diálogo y una correspondencia regulares que versaban principalmente de filosofía"... "Tymieniecka se dedicó de lleno al proyecto durante cuatro años...".

    Dice Tymieniecka: "En Persona y Acción se encuentran (Antes de Wojtyla hubo dos detentadores del Trono Pontificio de cuyo, itinerario previo, fijado por judíos no tenemos pruebas, salvo su mentalidad judaizante, es decir Roncalli y Montini. De la realción con este último, que también fue preceptor del cerdenal Wojtyla, hay también mucho que decir), sus principales políticas como Papa. Eran la razón por la que fui a Cracovia, la primera vez, la razón, por la cual podía ser el jefe de la cristiandad.

    Aquí hay que hacer un comentario. ¿En razón de qué una mujer sabía qué mentalidad tenía que tener el que fuera el próximo "jefe de la cristiandad"?.. ¿En razón de qué los judíos, en particular?.. ¿No acusa esto claramente la existencia de un plan, y la elección prevista con mucha seguridad de la persona considerada indicada?... La conclusión es: Juan Paulo II fue preparado desde mucho tiempo antes para consumarse en la mentalidad -que ya tenía por principio- propia para ser el (uno de ellos) que desde hace siglos querían poner en la Sede de San Pedro. Pero había uno anterior, de cuya trayectoria fijada por judíos no tenemos pruebas, salvo su mentalidad; es fácil sacar la conclusión: Paulo VI. De la relación con este individuo que también fue maestro particular del cardenal Wojtyla, hay también mucho que decir.

    http://www.catolicosalerta.com.ar/papas-concilio/comentario-a-la-obra-su-santidad02.html

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  3. Pero no hay que dejar de mencionar que el judío Houthhakker; aunque un poco más a la sombra, tuvo también un papel relevante en la elección por judíos de Juan Paulo II. Houthhakker no dejó de comunicarse con Wojtyla. En primer lugar está el hecho de que haya consentido en que su esposa -de la cual no estaba separado- fuera a dar clases al cardenal, -en Cracovia y otras ciudades del mundo-, conviviendo en la misma ciudad, o siguiéndole a todas partes para cumplir su finalidad, -finalidad agradable a su discípulo Wojtyla-. Houthhakker, interrogado por los biógrafos, -tenían que intercalar alguna explicación a lo que todo el mundo se preguntaría- manifiesta que "ambos tenían diferentes esferas de intereses"... Aquí cabe decir que no lo parece, dada la importancia que también tuvo para el marido de la maestra particular de Wojtyla la relación con el cardenal. Houthhakker, decimos, continuó su relación con Wojtyla ya siendo éste "pontífice". Y también colaboró activamente a dar a conocer al discípulo de su esposa en diferentes círculos importantes. Tan semejante era la "esfera" de trabajo del profesor judío, que fue él quien le presentó ante la comunidad de Harvard como "el futuro Papa". Esto hubiera podido ser una ironía sarcástica para el cardenal Wojtyla, sino hubiera tenido seguridad el profesor. Un polaco desconocido, -pero muy conocido en ciertos círculos-, cuya filosofía de aprendiz había sido rechazada públicamente por la comunidad filosófica católica, ¿cómo podía ser presentado nada menos que como futuro Papa, en un país distante del suyo propio y a gente universitaria?.. El cumplimiento no fue pues, de una profecía, sino de un PLAN.

    Creemos que no hay quien habiendo leído la obra "Su Santidad" pueda llegar a otra conclusión. El libro es una especie de loa, de bandera de triunfo. Pero además están la palabra y obra de Juan Pablo II favorecedoras del imperio judaico de los espíritus, de la tierra, y... del cosmos, pues todo es "cósmico" en esta seudo-teología judeo-esotérica de Juan Paulo, por parte del Vaticano II, conciliábulo en el que influyó intensamente la judería.
    http://www.catolicosalerta.com.ar/papas-concilio/comentario-a-la-obra-su-santidad02.html

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  4. El modernismo y el IMPÚDICO liberalismo.

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  5. Respecto de Agatha Christie, hay quien no la considera una escritora -digamos- "tan" menor. En el enlace va el diálogo que sobre ella mantienen Ángel Faretta, escritor y sobre crítico de cine (muchos consideran el más influyente de laArgentina) con uno de sus discípulos.
    Adviértase lo que dice acerca de la concepción cuasimaniquea del mal en la narrativa de la inglesa, una fuerza que parece impregnar el cosmos todo y que se acercaría más bien al calvinismo que al catolicismo del que ella estuvo cerca -al punto de lograr lo que se conoce como "indulto Ágatha Christie" que le otorgó la celebración de la Misa tridentina en el posconcilio.

    https://www.youtube.com/watch?v=cYuoGauKsd0

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