Vamos a hablar hoy, y en sucesivas entradas, de los
cuentos de hadas.
–¡¡¿Qué?!!
–dirá alguno–. Eso
ya está pasado de moda.
–Se trata
de una peligrosa deformación que
aleja a los niños de la realidad–, dirá
otro.
No lo creo; es más, mi propia experiencia
confirma lo contrario. Pero es que, además, no estoy solo en esto. Aquí recurro a la autoridad: muchos
otros que ya lo han sostenido;
los cuentos de hadas son necesarios en el proceso de formación y crecimiento de
todo niño. Solo como ilustración, puedo citar al menos cinco ensayos
independientes que argumentan a favor
de estas historias: Tolkien, Lewis, George MacDonald, Chesterton, y más
recientemente, Stephen Clark; e incluso hay alguno que desarrolla toda su favorable argumentación en un libro
entero (B. Bettelheim en Psicoanálisis de
los cuentos de hadas).
Así, se ha dicho que los cuentos de hadas estimulan
la imaginación y fomentan la creatividad en todas las edades. Que hacen
despertar un sentido de maravilla y de optimismo respecto a que las
dificultades pueden ser superadas. Como la infancia es una época de
transiciones, proporcionan a los niños una hoja de ruta para navegar entre
ellas. En los cuentos de hadas, los débiles son fuertes y vencen las
dificultades a través de la inteligencia, en lugar de la violencia o la fuerza
bruta. Son, en suma, una puerta de entrada al amor por las historias en
general.
Bettelheim señala: “Los personajes en los cuentos de hadas no son ambivalentes, no son buenos y malos a la vez (...). Cuando al niño se le presentan personalidades opuestas puede entender sus diferencias mejor (...). La ambigüedad no debería aparecer hasta que una personalidad relativamente firme se haya establecido sobre una base de identificaciones positivas”.
Bettelheim señala: “Los personajes en los cuentos de hadas no son ambivalentes, no son buenos y malos a la vez (...). Cuando al niño se le presentan personalidades opuestas puede entender sus diferencias mejor (...). La ambigüedad no debería aparecer hasta que una personalidad relativamente firme se haya establecido sobre una base de identificaciones positivas”.
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Ilustración de "La Reina de las Nieves" de Andersen. Charles Robinson (1870-1937). |
Ya, pero ¿cómo encajan estas historias fantásticas
con nuestras creencias cristianas? ¿No conducirán a los niños hacia el
paganismo o el panteísmo?
Rotundamente, no. Al abrir su ojos al sentido de la
maravilla y la fascinación por aquello que nos rodea, y despertar a sus
sentidos la presencia de un mundo invisible, no hacen sino reverencia a Dios
creador del universo y les preparan para entender y sentir su presencia a
nuestro lado, invisible pero cierta, así como la de los santos y los ángeles.
Y no solo eso. Para Tolkien, un mito (las historias
fantásticas) despierta en sus lectores un deseo por algo que se encuentra fuera
de su alcance. El mito posee la innata capacidad de expandir la conciencia del
que lee, permitiéndole trascender a sí mismo. Y tal vez lo mejor: nos ofrecen
lo que más adelante Lewis denominó “un
real, aunque desenfocado rayo de la verdad divina cayendo sobre la imaginación
del hombre”. El cristianismo en lugar de ser un mito junto a muchos
otros, no es sino el cumplimiento de todas las religiones mitológicas
anteriores. El cristianismo cuenta la verdadera historia acerca de la
humanidad, la que da sentido a todas las historias que ésta ha contado acerca
de sí misma. Como dijo el mismo Lewis, “la
historia de Cristo es simplemente el mito verdadero: un mito trabajando en nosotros
de la misma manera que los otros, pero con esta tremenda diferencia, y es que éste
realmente sucedió”. Un mito es una historia que trasmite “cosas fundamentales”;
en otras palabras: es una historia que trata de decirnos algo acerca de la profunda
estructura de las cosas.
Los mejores mitos, argüía Tolkien, no son falsedades
deliberadamente construidas, sino que son más bien cuentos tejidos por
personas, para capturar los ecos de las verdades más profundas, aunque ciertamente
ofrecen sólo un fragmento de esa Verdad, no su totalidad; y a menudo de forma
oscura y ambigua. Son como fragmentos astillados de la verdadera luz. De esta
manera, solo cuando conocemos “La
Historia de las Historias” podemos ver con claridad toda la Verdad. Por
ello estas fantasías nos preparan para comprender; por ello son importantes y
por ello ayudarán a fortalecer los pilares en los que habrá de asentarse la fe de
nuestros niños.
Me gustaría terminar –al igual que he comenzado–,
con otra cita de Chesterton, realmente católica, hermosa y de gran calado.
“Cuando, mediante el acto de nacer, entramos en la familia, entramos en un mundo incalculable, en un mundo que cuenta con sus propias leyes, en un mundo que podría seguir existiendo sin nosotros, en un mundo que no hemos construido nosotros. En otras palabras, cuando entramos en la familia, lo hacemos en un cuento de hadas”.
“Cuando, mediante el acto de nacer, entramos en la familia, entramos en un mundo incalculable, en un mundo que cuenta con sus propias leyes, en un mundo que podría seguir existiendo sin nosotros, en un mundo que no hemos construido nosotros. En otras palabras, cuando entramos en la familia, lo hacemos en un cuento de hadas”.
Y sin más demora, pasaremos a examinar en las
próximas entradas qué cuentos de hadas podemos dejar en las manos de nuestros
hijos.
Yo no creo que exista una puerta mejor para la fe de los niños que los cuentos de hadas, los mitos y las viejas historias contadas al estilo homérico, en torno a una hoguera, una chimena o una habitación llena de literas infantiles. Y nosotros lo sabemos por experiencia. Crecimos con ello y los niños de nuestra tribu están creciendo también así.
ResponderEliminarEs el primer catecismo. Igual que lo es, en otro sentido, ver un amanecer, explorar un bosque, recoger flores silvestres o chapotear en los charcos. Todo son introducciones al asombro.
Los cuentos de Wilde son especiales. Y los cuentos rusos son pura magia. Maravillosos.
Es una forma -quizás hoy la única y la última-, a través de la cual, en un mundo mecanizado y cosificado como este, pueda alguien, sea o no niño, aprender a asombrase de nuevo con la maravilla y el misterio de la creación. Y sin eso no hay esperanza.
ResponderEliminarMe encanta este blog. No sé por qué será pero me siento como en casa.
ResponderEliminarA nosotros también nos encanta este blog. Somos seguidores de ambos, de sus recomendaciones y de sus libros en el caso de Natalia. Nos han ayudado muchísimo en nuestra familia y también en la escuela donde trabajo. Gracias a ambos, saludos desde Junín- Argentina.
EliminarEstoy deseando obtener los títulos de los libros de hadas que tu recomiendas. Nuestras tres niñas adoran hablar de hadas y leer sobre ellas. Cada vez que vamos a Asturias las buscan en el bosque encantado. Cuando vemos luciérnagas por la noche ellas lo relacionan con el mundo de hadas. Es muy emocionante y muy tierno.
ResponderEliminarCamino lo que cuentas es muy hermoso y aun tiempo esperanzador. Leyéndote uno ve que no todo está perdido. Tus hijas recordarán esas vivencias toda su vida y probablemente lleguen a darse cuenta de la importancia que estas -al igual que los libros-, han llegado a tener en sus vidas. En cuanto a la lista de títulos dame un poquito más de tiempo; estoy en ello.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimado Miguel:
ResponderEliminarDesde ya mis felicitaciones por este blog. Es de esas pequeñas cosas que logran grandes efectos, allí en lo oculto y lo mas secreto.
Estoy profundamente convencido de que los cuentos de hadas, las historias y leyendas son el pórtico a una fe y un mundo maravilloso para niños - y adultos. Y comparto con su hermana que: "Es el primer catecismo. Igual que lo es, en otro sentido, ver un amanecer, explorar un bosque, recoger flores silvestres o chapotear en los charcos. Todo son introducciones al asombro".
Es precisamente la capacidad de asombro la que puede auxiliar a los niños en estos tiempos que corren. Ella sigue allí, escondida, alejada del ruido mundanal aguardando que alguien la desempolve. Allí esta nuestra misión y nuestro rol como adultos... Los cuentos de hadas son un tesoro que hay que poner nuevamente ante nuestros niños y jóvenes. Yo lo experimento en casa como padre y en el aula como profesor de literatura. Los niños están sedientos de esta magia.
Saludos desde Argentina.
Luciano
Estimado Luciano:
EliminarMuchas gracias, me reconforta saber que lo que hago despierta interés, y más de alguien que, sin duda, conoce la materia mejor que yo. Estoy de acuerdo con lo que usted señala, y con usted deseo que esta modesta iniciativa dé algún fruto, por pequeño que este sea.
Un saludo.
Estimado.
ResponderEliminarGracias por el blogg.
Puede haber algún cuento tradicional para niños de 1,5/2 años?
Muchas gracias.
Saludos!
Leandro
Estimado Miguel: me encanta su blog. Muchísimas gracias por sus consejos y por trasmitir sus muchos conocimientos sobre literatura. Tengo 17 años y quiero formarme para poder algún día educar de la mejor manera a mis futuros niños. Este blog me está ayudando y quiero agradecerle desde el fondo de mi alma. Este artículo me aclaró dudas que siempre tuve como si era bueno que los niños leyeran libros de hadas no reales o si eso los ayudaba religiosamente. Pero con esta entrada se responden muchas de mis preguntas. Gracias de nuevo! Jesús y María, nuestra Madre, lo guarde y bendiga. Saludos desde Argentina!
ResponderEliminarHola! Que preciosa información. Tengo una inquietud. Tengo una página donde vendemos artesanías, entre ellas algunas surrealistas, como casitas de hadas, tronquitos de árboles encantados, hadas… yo soy católica, una amiga me dijo que se sentía preocupada de que yo estuviera incentivando alguna espiritualidad pagana… también me han buscado clientes que me hablan de los tales seres elementales y no se que más cosas . La idea de la página es relacionar los objetos con la imaginación, todo desde una mirada infantil, fantasiosa… pero no hablo en ningún momento de creer en estos objetos como una realidad espiritual ni propongo ningún ritual..
ResponderEliminarAún así , me siento intranquila y me da temor de ser de alimento para aquellas personas que si creen en las hadas, duendes y demás seres mágicos como parte de su creencia espiritual.
Agradezco si puedes darme alguna orientación.
Un abrazo y gracias 😇