CUENTOS RUSOS

Bosque de hadas. Ivan Bilibin (1876-1942).




«Por la noche leo y escucho cuentos de hadas, compensando así las insuficiencias de mi educación maldita. ¡Cuán encantadores son estos cuentos de hadas! Cada uno es un poema».

Alexander Pushkin.










Los cuentos de hadas rusos tienen algo especial. O al menos esto nos parece a mí y a mis hijas. Quizás sea el alma rusa (esa mezcolanza extraña entre afán de justicia, misticismo, pasión, hospitalidad y el orgullo de ser rusos); creo no equivocarme si digo que de la misma brotaron a borbotones, cual fuente inagotable de fábulas e historias, aquellos relatos que se contaban en la vieja Rusia. Estos relatos son los que nos ocupan, recogidos más tarde por los maestros (Tolstoi, Pushkin, Afanasiev) y que contaban los abuelos de los abuelos de los abuelos…, aquellas historias que, según creían quienes contaban y quienes escuchaban, habían sido ciertas una vez, cuando “el hombre hablaba el lenguaje de los pájaros” y “cuando los santos todavía vagaban por la Santa Rusia”. Hablo de los skazka o skazki (Сказка), los cuentos de hadas rusos. No sé por qué, pero si los cuentos de hadas tienen algo mágico por naturaleza, y obviamente lo tienen, esa magia se hace superlativa en Rusia.

¿Será acaso el escenario? la ancha estepa, barrida por el viento, la boscosa taiga, densa y umbría; ¿será el contraste climático y su influjo? el temor y temblor al largo frío invernal y la apasionada bienvenida al amanecer del sol de primavera, fugaz y esquivo; ¿será por ventura el amor a los animales y el estrecho contacto con los mismos? la íntima camaradería con el heroico caballo, el pájaro resplandeciente, la presencia constante del oso y el lobo, ¿o será más bien la peculiaridad de sus personajes? el hermano pequeño, Iván, que casi sin quererlo, usurpará a sus hermanos mayores la dignidad del héroe, las criaturas malévolas como Baba-Yaga, el viejo Koschei, la Kikimora o el dragón Gorynych … quién sabe...

La más importante recopilación de relatos de este tipo son los Cuentos populares rusos de A.N. Afanasiev, editada en tres tomos entre 1855 y 1863. Se trata de una edición de más valor científico que literario (la calidad es irregular) que presenta los cuentos bajo diferentes temáticas, y que goza de prestigio y popularidad, siendo hasta hoy la colección de cuentos rusos más reconocida en el mundo, aunque hay que decir que Afanasiev actuó de mero recopilador sin realizar ninguna aportación literaria de relieve. De toda la recopilación nos interesan los cuentos de hadas y fantásticos. Selecciones de los mismos y especialmente dirigidas a los niños han sido publicadas en castellano en múltiples ocasiones, por lo que no resultarán difíciles de encontrar; no obstante, os recomiendo que os hagáis con alguna edición que contenga las ilustraciones de Ivan Bilibin. Nadie como este artista ha sabido plasmar en imágenes el espíritu de estos cuentos; sus ilustraciones son hermosísimas e inconfundibles.

Ilustración para el cuento La princesa rana, de Ivan Bilibin (1876-1942).

Además de la colección recopilada por Afanasiev, tengo que recordar aquí (o mis hijas no me lo perdonarían), a algunos de los genios literarios rusos que hicieron incursiones estimables en el mundo maravilloso y fantástico de los cuentos de hadas.

Me refiero a Pushkin y a Tolstoi.

Pushkin era sobre todo un poeta; un alma poética y genial, considerado por los rusos como el más grande de sus poetas. Y como todo lo que hizo, los cuentos que escribió gozan de esa genialidad y poesía.

Escribió sus cuentos de hadas en su casa de campo de Boldino entre 1830 y 1834. Las fuentes de esas historias se encuentran en temas del folklore ruso entremezclados con fragmentos entresacados de cuentos occidentales. En su versión original fueron escritas en verso, y un narrador humorístico se alternaba con el diálogo de los personajes. Sin embargo, las traducciones al castellano son adaptaciones en prosa, y aunque probablemente pierdan gran parte del valor estético y simbólico presente en los poemas originales, la fuerza y encanto de las historias los hacen aun así atractivos y apasionantes. El rico simbolismo y los argumentos enigmáticos (El cuento del gallo de oro, El cuento del sacerdote y su trabajador Balda) se combinan con las historias mágicas y hechiceras (El cuento del pescador, El cuento del Zar Saltan). Estos dos últimos son los cuentos favoritos de mis hijas. Muy, pero que muy recomendables.

Ilustración de "El cuento del Zar Saltan" de Boris Zworykin (1872-1942).

Años más tarde Tolstoi también se acercó con fortuna a los cuentos de hadas. Pero su motivación no fue ni el interés por el estudio del folklore de un académico como Afanasiev, ni el arrebato romántico y poético de un Pushkin. Tosltoi, movido por su preocupación por la igualdad y la justicia tan precarias en una sociedad como la Rusia de finales del XIX y principios del XX, se volcó en la educación de niños y adolescentes y desarrolló una importantísima labor pedagógica. Para ello utilizó, entre otras cosas, los cuentos y las fábulas, que escribió entre 1869-1872.

Por esta razón sus historias pueden parecer ingenuas e inocentes, pues buscan trasmitir una enseñanza moral muy básica, pero también por eso son muy apropiadas para nuestros niños, porque esa enseñanza, hasta en sus más elementales principios, no se presenta muy a menudo en sus vidas en el mundo de hoy.


Ilustración de los cuentos de Tolstoi realizada por el pintor Alexei Pakhomov (1900-1973).



En España han venido publicándose sucesivas recopilaciones de estos cuentos para niños de Tolstoi, pero la que manejamos en casa es la contenida en un volumen titulado Iván el tonto y otros cuentos. El cuento que más ha gustado a mi hija pequeña ha sido el que da título al libro y ciertamente es una historia en la que Tolstoi recoge una figura -ya comentada- del acervo tradicional ruso: la de Iván, el hijo menor. ¿Puede Satanás corromper la pureza y la inocencia verdadera? Iván hace el bien a sus familiares y vecinos sin esperar nada a cambio, y su pureza e inocencia (de ahí el título de Iván el tonto), desbaratan todos los intentos de seducción del rey de la mentira. En todo caso debe destacarse que esta simpleza está representada por su falta de sentido práctico, es decir, por su ausencia de mundanidad, por su falta de adaptación al mundo material en el que vivimos; por contra, Iván es sencillo y apacible y se conmueve fácilmente con la desgracia ajena, llegando a arriesgar en aras de los demás su propia seguridad y sus personales intereses; es quizás la representación de la figura de un santo.

Por último hablaré de un autor extranjero, de un británico que vivó un tiempo por aquellas tierras y que aprendió a amarlas al igual que a su cultura. Me refiero a Arthur Ransome, un autor clásico de la literatura juvenil inglesa del que hablaré más extensamente en otra ocasión. Fruto de ese amor fue la recopilación de cuentos que publicó en 1916 bajo el título de Los cuentos rusos del abuelo Pedro, con la intención de fueran también conocidos por los niños ingleses. Ransome recoge en su libro (publicado en dos tomos en castellano), alguno de los cuentos que el mismo oyó, y los reelabora mediante una formula oriental muy conocida: en una pequeña cabaña en medio del bosque, cada noche a la luz de la lumbre, el abuelo Pedro cuenta un cuento a sus nietos Marusia y Vania. De esta manera Arthur Ransome nos presenta veintidós deliciosos cuentos, con todo el sabor de la estepa y el buen hacer literario de su autor.

Ilustraciones del libro de Ransome realizadas por Dmitry Mitrohin (1883-1973).



Como dejó dicho el mismo Ransome “creo que deben contarse en Rusia más cuentos de hadas que en ninguna otra parte del mundo”. Estas referencias pues son solo una pequeña muestra que espero resulte del agrado de vuestros hijos.  A partir de los nueve años puede ser un buen momento para iniciarse en su lectura. Además, son cuentos especialmente aptos para su lectura en voz alta, como hacía el abuelo Pedro y mucho antes los abuelos de los abuelos de los abuelos…


Comentarios

  1. Los cuentos que recopiló Afanasiev son imprescindibles...pero los de Pushkin...los de Pushkin son de una belleza insoportable.

    Es el alma rusa, no hay nada cómo eso. Y ningún niño ni ningún adulto debería privarse de estas preciosas historias.

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  2. En casa hemos leído "El caballito jorobadito"... el protagonista es Ivan, el tonto...sera este el mismo relato que has comentado?

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    1. No, es otro cuento, pero igual de bueno.

      Se trata de un cuento de hadas escrito por el poeta Piotr Yershov que tiene como estructura base la ya comentada de un padre con tres hijos, los dos mayores listos y preparados y el menor -llamado Iván- que pasa por simple, pero que al final resulta ser el héroe y protagonista de la historia (otros cuentos que tienen esta estructura son, por ejemplo, el recogido por Afanasiev llamado "Zarevich Iván, el pájaro de fuego y el lobo gris" y el titulado "Sivka-Burka").

      Se trata de un cuento muy famoso que hizo decir a Pushkin (contemporáneo del autor), que dejaría de escribir cuentos de hadas, ya que, según él, Yershov lo hacía mucho mejor.

      Como ya he dicho, un muy buen cuento.

      Un saludo cordial.

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    2. Gracias!
      Si,si!!es muy bello el cuento. La traduccion que tenemos mantiene la estructura de los versos. Mis hijos saben algunos de memoria... Se parece a los romances tradicionales españoles.
      Saludos!

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  3. Спасибо товарищ Miguel!

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  4. Precioso y bello blog. Gracias! Recuerdo un hermoso cuento ruso sobre un buen artesano que añoraba ir al circo, pero su sueño se ve retrasado por ayudar a los demás. Lo recuerdan? Realicé una adaptación para la radio sobre esta historia y ahora lo he llevado a un auidocuento en youtube, los invito a todos a pasar por ahí, escucharlo, recordar, y disfrutarlo ... también déjenme sus comentarios por favor y si así lo desean suscríbanse para que le lleguen mis nuevos cuentos, cuentos hechos a mano, pero con gran AMOR Y VERDAD. Gracias!https://youtu.be/1Ig8mLo9scE

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    1. Este es el enlace al cuento en Youtube:
      https://youtu.be/1Ig8mLo9scE

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