Ya hemos hablado de los mitos y de las leyendas. Ya hemos
comentado cómo pueden resultar instrumentos necesarios en la formación de los
niños. Cómo pueden representar prefiguraciones de la Verdad, cómo, en palabras
de C. S. Lewis, “los buenos sueños de los
paganos” –como a él le gustaba llamarlos– han venido preparando al hombre
para la comprensión del mayor acontecimiento de todos, la Encarnación.
Además de lo anterior –que es lo fundamental–, desde
tiempos inmemoriales los mitos y las leyendas han constituido entretenimiento para niños (y también, sin duda, para adultos), y no solo eso, sino que de igual forma han facilitado el mantenimiento de una estrecha relación con la historia, ya que ayudan a los niños a desarrollar
la conciencia de un pasado común y a adquirir una identidad cultural propia;
así mismo, muchas leyendas encarnan los más altos valores morales de nuestra
cultura y contribuyen así a formar la conciencia moral de los niños. Por último,
el carácter fantástico y preternatural de las mismas desarrolla las capacidades
imaginativas y poéticas de los niños.
Sirva lo anterior como introducción para sumergirnos en
la materia. Y para comenzar, nada mejor que hacerlo con la mitología por
excelencia, la griega y latina. La mayoría de las adaptaciones que se han hecho
para facilitar su conocimiento a los niños se nutren de varias fuentes, aunque
en su mayoría se basan en la Ilíada y la Odisea de Homero. Se trata de relatos asombrosos, tanto en su poder
imaginativo cuanto en su visión psicológica, y son siempre intensamente dramáticos
(podríamos decir que en este aspecto preparan a los niños para las experiencias
que de adultos podrán encontrar en Macbeth
o en Los hermanos Karamazov, por
ejemplo).
Muchas son las aproximaciones que se han hecho al tema,
pero aquí solo nos ocuparemos de aquellas más valiosas y que además se
encuentren accesibles en castellano. Las más tempranas adaptaciones de calidad
podemos encontrarlas en Nathaniel Hawthorne y su Libro de las Maravillas (1851, con las magnificas ilustraciones de Walter Crane)
y sus Cuentos de Tanglewood (1853);
Hawthorne hace uso de una prosa vívida, tratando estas historias míticas más
como cuentos de hadas que como alto drama. Añade además su propio detalle, por
ejemplo dando a Midas una hija a quien llama Marygold y que se convierte en oro
al igual que todo lo demás que toca su padre.
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Fragmento de ilustración de Virginia Frances Sterrett (1900-1931), para los "Cuentos de Tanglewood" de Hawthorne. |
Poco después, a este lado del Atlántico, el británico
Charles Kingsley escribió su libro Los
Héroes (1856), que se aproximaba más a las historias originales y lo
alejaba del tono medieval de Hawthorne; se ha dicho que su versión es elevada
en idealismo, pero hogareña en detalle, poética en la expresión y dramática en
la acción. En todo caso, se nota la influencia de su condición de cristiano
(era ministro episcopalista), pues no deja de resaltar en las historias la
parte heroica (de ahí el título) que da valor al sufrimiento y el dolor como
camino de perfección y vía para hacer el bien al prójimo.
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Ilustración del libro de Kingsley por Russell Flint (1880-1969). |
Años más tarde, el poeta irlandés Padraic Colum y el
polígrafo inglés Roger Lancelyn Green escribieron también interesantes
adaptaciones. El primero en Las Aventuras
de Odiseo y la Guerra de Troya (1921) agrupa en el libro aventuras de la Ilíada
y de la Odisea. Su relato es poético y lleno de asombro; además cuenta con las
maravillosas ilustraciones de Willy Pogany; el segundo, aunque no es ciertamente
un estilista y carece de la maravillosa prosa de Kingsley, cuenta las historias
de manera clara y dramática, preservando los argumentos tradicionales y
haciéndolos accesibles a los lectores jóvenes. A través de sus libros ha
proporcionado una introducción básica a este tipo de literatura tradicional en
libros como los Cuentos de los Héroes
Griegos (1958) y “El Cuento de Troya”
(1958). Ambos se pueden encontrar en librerías.
Finalmente, en España encontramos a nuestra Fernán
Caballero y su libro La Mitología contada
a los niños e historia de los grandes hombres de la Grecia; se trata de un
libro con un lenguaje propio del siglo XIX, lenguaje que por razones obvias (no
resulta necesaria su traducción) no ha podido ser actualizado; por ello su
lectura puede ser dificultosa para los niños. Como curiosidad, en un libro de
lecturas recomendadas para la infancia y para los jóvenes de principios del
siglo XX, se dice: “Puede ser útil en
algún caso para patentizar el beneficio de la Redención”.
Todos estos libros se componen de breves episodios que
pueden ser leídos en voz alta a los niños más pequeños, alimentando con ello su
sed de aventuras y su curiosidad, alejándolos, de paso, de lo que no es más que
su caricatura y mala copia, desprovista de la poesía y drama de los antiguos,
como son los superhéroes de hoy en día. Os animo a que introduzcáis a vuestros
hijos a la cultura clásica a través de estas lecturas.
Leer y grabar los mitos para que los niños los escuchen cuando todavía no tienen el hábito de lectura, para entretenerlos en los viajes o en cualquier otra ocasión, es una forma muy fácil de pre-introducirlos en la cultura clásica.
ResponderEliminarNo conocía esas versiones, lo de Hawthorne es una sopresa. Pero es verdad que los anglosajones hacen eso muy bien. Como lo que hizo Charles Lamb con Shakespeare. Su versión de El rey Lear para niños es una preciosidad.
Las ilustraciones son una maravilla también. Me parece que ya sé lo que voy a pedir a los Reyes Magos este año.
Qué hermosa tarea! Muy agradecidos. Nos alienta a continuar con la difusión del hábito de lectura en nuestros hijos y para los alumnos.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras, María Elisa. Lo que usted dice es muy hermoso y, a su vez, me alienta a continuar en esta tarea.
EliminarUn saludo cordial.
Hola quisiera saber a partir de que que recomendarías el libro de las Maravillas. Gracias por tu exeexcele aportes a la cultura familiar!
ResponderEliminarA partir de que edad
ResponderEliminarMis hijas leyeron este libro a los 9 o 10 años. Creo que por su propio formato (relatos que son contados de forma oral por un narrador a unos niños) podría incluso hacerse antes por medio de una lectura oral, en familia, de las diferentes historias.
EliminarUn saludo cordial.
Hola!
ResponderEliminarExcelente blogg.
Pregunta: ¿A qué se refiere cuando dice que son para "los más pequeños"?
Ojalá pueda responderme.
Salud en Cristo Nuestro Señor