Estudio de paisaje en el Norte de Noruega de Peder Balke (1804 –1887). «Cada vez que un bebé se ríe por primera vez, nace una hada.» J.M. Barrie. Peter Pan y Wendy |
A pesar de su vida poco recomendable y sus opiniones políticas y sociales algo excesivas (en absoluto reflejadas en sus libros para niños hay que decirlo; es más finalmente se convirtió al catolicismo), Edith Nesbit es un punto destacado en la historia de la literatura infantil y juvenil.
La Sra. Nesbit es considerada una precursora, como iniciadora que fue de ciertos subgéneros de la Literatura Infantil y Juvenil
que florecieron más adelante, adentrado el siglo XX. Me estoy refiriendo a las aventuras
de grupos de niños aparentemente libres
e independientes de los adultos (aunque sin dejar nunca fuera del
alcance de la vista la seguridad de un núcleo familiar estable –casi todos sus
protagonistas son hermanos–) y al denominado «realismo fantástico». Ella podría
ser considerada como la hacedora de unos renovados (pero, afortunadamente, no
demasiado) cuentos de hadas.
Por lo que han opinado algunos,
entre los que se encuentran Kipling y Wells, Nesbit hizo las cosas bien. Por
ejemplo C.S. Lewis dijo sobre ella: «En cuanto a mis libros para niños, continuan la
tradición de E. Nesbit. Sin algunos de sus cuentos no hubiera empezado con las
tierras de Narnia». De hecho, no solo allanó el camino para las historias de
Narnia, sino que influyó decisivamente en escritores como Edward Eager,
Madeleine L'Engle, Diana Wynne Jones y J. K. Rowling.
La primera de las dos temáticas
comentadas es iniciada con la serie de los hermanos Bastable (Dora, Oswald, Dicky, los gemelos Alice y Noel, y Horace
Octavius, al que todos llaman H.O), compuesta por cuatro libros (Los buscadores de tesoros (The Story of
the Treasure Seekers, 1899), Los
seremosbuenos (The Wouldbegoods, 1901), The
New Treasure Seekers (1904) y Oswald
Bastable and Others (1905, una colección de relatos), estos dos últimos no
editados todavía en castellano.
Alguno de los títulos editados en castellano. |
Se trata de historias de aventuras
protagonizadas por niños (¿es quizás su inventora?); niños, por demás,
suficientemente preparados y competentes. Se ha llegado a decir por quienes dominan la materia, que se trata de niños que «no están sometidos a la dominación de los
adultos, conversan libremente con sus mayores, tienen autonomía para
desenvolverse como bien entienden y poseen la libertad de conciencia personal
dada por una vida imaginativa rica».
En todas estas historias la autora
introduce una novedad estilística, recogida después en muchos de sus otros
libros. Nesbit nos traslada a un terreno nuevo, con una voz de niño como
narrador (el mayor de los chicos, Oswald), lo que le permite introducir en el relato
una original visión infantil. Oswald expresa las opiniones, las observaciones y
las conclusiones de los hermanos Bastable cuando intentan comprender a los
adultos y el mundo de los adultos. Por lo tanto, Nesbit, a través de Oswald, puede
hablar directamente a los lectores infantiles de una manera que un narrador adulto
no podría.
Oswald afirma que no va a decir cuál
de los seis niños está narrando la historia, pero su combinación de arrogancia
y necesidad de aprobación permite a los lectores más atentos adivinar su
identidad más o menos a poco de empezar; mis hijas así lo hicieron. Además, Oswald,
si bien es veraz, no es particularmente perceptivo, y los lectores pueden leer
fácilmente entre líneas para ver, digamos, explicaciones alternativas a lo por
él contado o adivinar cosas que sucederán aunque Oswald ni se lo imagine.
Ilustración de Los buscadores de tesoros de H.R. Millar (1869 – 1942). |
Como ya he dicho, con esta serie de los hermanos Bastable, Nesbit se da inicio a una muy característica corriente en la Literatura Infantil y Juvenil (seguida sobre todo en el Reino Unido), como es la de las aventuras de grupos de niños libres de controles, regulaciones e inhibiciones, a quienes los adultos dejan a su aire. Muestras posteriores de esta corriente son los libros de Arthur Ramsome sobre los Vencejos y amazonas (ya mencionados en este blog; ver VENCEJOS Y AMAZONAS) y las variadas series de Blyton, empezando por sus Famosos Cinco.
Como ye he comentado, Edith Nesbit
es también la precursora de algo que más tarde ha sido denominado por los
académicos “Realismo Fantástico” (a pesar de que el término podría
considerarse un oxímoron, porque “magia” y “realismo”, parecen términos
irreconciliables-, y quizás por ello). Así pues, Nesbit, renovó y transformó la
tradición de la fantasía, poniendo el foco de atención en el choque entre lo
mágico y lo ordinario y en las consecuencias inesperadas que tienden a surgir
cuando lo fantástico se introduce en la vida de todos los días. Hizo ver en sus historias que el mundo corriente
puede convivir y entremezclarse con el mundo de la fantasía e incluso que el
primero puede llegar a ser tan caótico y atractivo como el segundo. Aquí es
necesario puntualizar que con el término mágico Nesbit no se refiere a lo que
vulgarmente se entiende por magia (sea blanca o negra), ni tampoco a la
prestidigitación, sino a algo más profundo y, paradójicamente, real: al
misterio de la vida, a lo maravilloso, a cualquier acontecimiento
extraordinario, y en particular, a cualquier cosa espiritual e inexplicable que,
se supone, ha sucedido realmente aunque no pueda saberse porqué ni cómo.
Dentro de este género destacan dos grupos
de libros: la de la trilogía del Psammead, iniciada con la novela Cinco niños y eso y sus, más complicadas y místicas, obras
posteriores, como El Castillo Encantado
y La Ciudad Mágica.
Ilustración de H. R. Millar para Cinco niños y eso. |
La primera serie donde la Sra. Nesbit desarrolla esa vena fantástica es la compuesta por los libros en los que aparece la criatura denominada «eso» (El Psammead), libros en los que Nesbit libera a sus protagonistas de las pocas ataduras que la cotidianeidad en que los hace discurrir ejerce sobre ellos; de esta manera, los niños descubren, para delicia de todos, «eso», y a partir de entonces ya nada es igual. Este «eso» (el Psammead) aparece ya en el libro citado, Cinco niños y eso, publicado en 1902, primer volumen de una trilogía que incluye también El Fénix y la Alfombra (1904) y La Historia del Amuleto (1906). De este último libro C.S. Lewis escribió: «Este libro hizo algo extraordinario en mí; me abrió los ojos a la antigüedad, al oscuro pasado y al abismo del tiempo». Ya como adulto comentaba: «Todavía puedo volver a leerlo con deleite»; y es que suele ser considerado una de los primeras novelas en tratar el tema de los viajes en el tiempo.
En todos estos libros aparecen como protagonistas cinco hermanos: Robert, Jane, Cyril, Anthea, y el pequeñajo Hilario (apodado el Corderito), y en todos es
característico y especial, como ya hemos comentado, el punto de vista narrativo,
con la voz ligeramente sarcástica de quien es todavía un niño ––aunque quizás un
poco mayor y un poco más sabio que cualquier niño––, aún sin dejar de serlo.
Libros entretenidos, ingeniosos y saludables.
La segunda fase temática, más madura
y compleja, está representada por novelas como El castillo encantado y La
ciudad mágica. Aquí hablaré del primero de ellos.
El Castillo Encantado cuenta la historia de Gerald, Kathleen y
Jimmy, tres hermanos que se ven obligados a pasar sus vacaciones en la escuela
de verano de Kathleen. Un día, después de que Mademoiselle, la antipática profesora
francesa de Kathleen, les haya dado su permiso, los tres niños salen a explorar
un bosque cercano. En el centro de un hermoso jardín con enormes árboles,
descubren un castillo encantado rodeado por un lago, arboledas, estatuas de
mármol, enormes torres… En ese lugar, propio de los cuentos de hadas, se
encuentran con quien dice ser una princesa, la cual les habla de encantamientos y de
la magia del lugar, con tesoros y un anillo muy especial que procura la invisibilidad; sin
embrago no todo es lo como la aparente princesa les cuenta… ¿o sí? Como en muchos
otros libros de la autora, el lector es guiado en la narración, a través de una
historia repleta de secretos y aventuras, por uno de los niños, en este caso Gerald.
Ilustración para el frontispicio del libro El castillo encantado de H. R. Millar. |
El castillo encantado es probablemente el mayor logro de Nesbit, y también una de sus obras más sentimentales, pues junto a la presencia, característica de la autora, de la magia y la fantasía mezcladas con lo cotidiano, nos encontramos con la trama secundaria de un romance en el que un anillo mágico finalmente se transformará en un anillo de bodas.
Por último hablaré de uno de sus
mayores y más logrados éxitos, Los chicos
del ferrocarril. Novela donde confluyen la cotidianeidad y el misterio, unidos a las tribulaciones y aventuras de un grupo de hermanos, temas, como ya
sabemos, muy de Nesbit.
Roberta, Peter y Phyllis son tres
hermanos que viven felices en Londres, hasta que un día su padre
desaparece. Sin muchas explicaciones por parte de su madre, se mudan al campo y
se instalan en una casa que está cerca de una línea de ferrocarril. Los niños
se fascinan con el ferrocarril y acuden diariamente a la estación. Se suceden
numerosas aventuras pero el misterio permanece: ¿dónde está su Padre? ¿volverá alguna vez? En el curso de estas aventuras se hace presente un personaje que
se revelará decisorio para la historia: el viejo caballero que pasa todos los
días en el tren y que les saluda con un pañuelo. Un día se ven obligados a
implorar la ayuda de este personaje y a partir de aquí los acontecimientos se
precipitan hasta un final, obviamente, feliz. El coraje, la fortaleza ante de
las dificultades, los sacrificios, la amabilidad, la amistad y el amor filial
están presentes a lo largo de la novela.
Frontispicio de una de las ediciones de Calleja ilustradas por Ribas y Zamora. |
Las historias de la Sra. Nesbit son
edificantes, entretenidas y originales, es decir, intemporales, y por ello
siguen siendo todavía apreciadas por los niños, a quienes nunca subestimó ni
infravaloró; ella misma nos explicó su
método en una carta a su amiga Berta Ruck: «Es una cuestión de honor para mí
nunca subestimar a los chicos. Algunas veces, a propósito, pongo una palabra
que sé que no van a a entender para que le pregunten a un adulto el significado
y, de paso, aprendan algo». Es de agradecer Sra. Nesbit.
Por cierto, Edith Nesbit era, hasta hace nada, poco conocida en el mundo hispanoparlante; a principios del siglo XX una
editorial mítica como Calleja puso a disposición de los niños españoles parte
de la obra cuentista de la autora. Se trata de libros bellamente editados, que
solamente pueden ser encontrados en librerías de segunda mano y que, a causa de
su rareza y escasez, presentan precios muy elevados.
Sin embargo, para disponer de su
obra novelada ha habido que esperar muchos años. La serie del “eso” (la
deliciosa criatura llamada Psammead)
y los cinco hermanos, fue publicada en la década del 2000 por Andres Bello en
Chile y más tarde, aquí en España, la Editorial ToroMítico ha ofrecido títulos
como Los buscadores de tesoros (que
ya había sido editada por SM en los años 80 en la Colección el Barco de Vapor,
por cierto con unas ilustraciones espantosas como puede verse, nada que ver con
las encantadoras ilustraciones victorianas de H. R. Millar contenidas en las ediciones
anglosajonas), y Los seremosbuenos.
Además, Alba Editorial publicaba a finales de los 90 El castillo encantado, ahora vuelto a publicar por Anaya (recogiéndose en ambas ediciones, por fin, los clásicos dibujos del prestigioso H. R. Millar) y la Editorial Almuzara La ciudad mágica y Los chicos del ferrocarril (recientemente publicada también por Siruela); por último Historias de dragones ha sido publicado por Anaya también con las ilustraciones de Millar (De este libro hablaremos en otra ocasión, lo prometo).
Portadas ilustradas por Francisco Meléndez y por H.R. MIllar. |
Además, Alba Editorial publicaba a finales de los 90 El castillo encantado, ahora vuelto a publicar por Anaya (recogiéndose en ambas ediciones, por fin, los clásicos dibujos del prestigioso H. R. Millar) y la Editorial Almuzara La ciudad mágica y Los chicos del ferrocarril (recientemente publicada también por Siruela); por último Historias de dragones ha sido publicado por Anaya también con las ilustraciones de Millar (De este libro hablaremos en otra ocasión, lo prometo).
Para niños a partir de los 8 o 9 años en adelante los primeros títulos y de los 11 en adelante los segundos.
Y para acabar, con el mismo cuidado y atención con que Edith Nesbit trató la fantasía infantil, esta es tratada en el poema que se ofrece como primicia a continuación, gracias a la amabilidad generosa de un amigo común, y que es cierre precioso e inmerecido a esta entrada:
Y para acabar, con el mismo cuidado y atención con que Edith Nesbit trató la fantasía infantil, esta es tratada en el poema que se ofrece como primicia a continuación, gracias a la amabilidad generosa de un amigo común, y que es cierre precioso e inmerecido a esta entrada:
CUENTO DE HADAS
A mis hijos
Te mostraste ausente en un secreto
crepitar de nostalgia, voz ardida,
dibujaste en el aire flor hendida
para entrever la luz de tu alfabeto.
Capaz de sosegar cualquier aprieto
del tiempo contra el alma decaída,
navegando otra Vida con tu vida
por la margen del sueño mar inquieto.
Campante en tu corcel de fantasía
cruzando lanzas por volver porfía
al castillo interior del universo;
vas clareando los ojos con gracejo
anchuroso, tu cántaro de espejo
y un mágico bruñir alado y terso.
José A. Ferrari
Me gusta mucho su blog. Me animo a hacerle una petición, si pudiese, cuando pueda, hacer un indice de las entradas del blog (donde recomienda libros) segun edades.
ResponderEliminarY pregunta, que opina sobre leer al bebe cuando esta aun en el vientre?
Disculpas por la falta de tildes, no estan en mi teclado y no me habituo todavia a escribir con alt.
Saludos cordiales!
Me alegro mucho de que así sea. Por otro lado lo que usted sugiere es muy interesante y créame que lo haría si supiera como. Le prometo que lo investigaré.
EliminarRespecto a lo del bebe no puedo opinar, aunque seguramente oir la voz de sus padres será algo bueno.
Un afectuoso saludo.
Superior el poema final.
ResponderEliminarAtte.,
M.P.
Muchas gracias Don Hilario, por seguir el blog y por su interés.
EliminarUn saludo cordial.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog Miguel:
EliminarQuisiera hacer un par de preguntas, ¿qué opinión le merecen las películas Disney y el tratamiento que se hace en ellas de los cuentos clásicos e historias de hadas? y, usted cita a J. K. Rowling en esta entrada, teniendo en cuenta la opinión que en su día diera el que sería SS Benedicto XVI, ¿cree conveniente que los niños y jóvenes lean Harry Potter?
Gracias de antemano.
Joaquín
Respondo tanto a Joaquín como a José. Muchas gracias a los dos por su interés.
EliminarNo puedo negar que mis hijas han crecido viendo películas de Disney, entre otras las que recrean cuentos de hadas (La Cenicienta, La Bella durmiente, etc). Se que hay polémica sobre si estas películas son buenas o malas. Por un lado, no creo que el cine pueda sustituir a los libros, así como tampoco creo que el buen cine se lo proponga. Por otro lado, pienso que estos films son simplificadores y por ello que en los mismos se pierde mucho de lo bueno de los cuentos, ya que se manipulan los argumentos y se trastocan los finales (como todos sabemos no todos los finales felices son buenos finales). No obstante, no he notado que el visionado de estas películas haya influido en algo en el interés y el deleite con que mis hijas han abordado los cuentos originales. Finalmente, si se trata de encontrar tratamiento visual a los cuentos de hadas, les recomiendo que vean las recreaciones animadas de los cuentos de Pushkin y de los recogidos por Afanásiev, realizadas a finales de los años 40 hasta los 60 por los Estudios Soyuzmultfilm (y eso a pesar de que fueron hechas bajo la Bota del comunismo), con estilo de dibujo próximo a lo que en esos años se empezaba a desarrollar en Europa y mas tarde fue conocido como “línea clara” y una maravillosa música, y en los que el conocido genio ruso no se ve empañado por la uniformidad y materialismo de lo soviético. A mis hijas les gustaron muchísimo. Pueden encontrase en Youtube, en ingles, o subtitulados en castellano (y algunos doblados), productos estos últimos de la sombra comunista que cubrió y cubre Cuba.
En el asunto de Harry Potter se entrelazan dos aspectos polémicos que contrastan grandemente con el espectacular éxito de ventas de la serie. Por un lado está el mas importante de la influencia beneficiosa o perjudicial de su lectura en cuanto al aspecto espiritual o moral (faceta relacionada con la presentación atractiva de la magia y el peligro del esoterismo y respecto del cual se pronunció en su día, no solo el que sería SS el Papa Benedicto XVII, sino también el padre Amorth. A ellos me remito) y por otro, más secundario, de su calidad literaria y la posible influencia de su lectura como facilitadora de mayores y mejores libros o de su contrario (respecto del que se pronunció, con gran polémica, entre otros, Harold Bloom, al que también me remito).
Solo puedo decirles que mis hijas no los han leído a pesar de la presión social de su éxito y que por tanto no hablaré de ellos en este blog.
Muchas gracias por su interés.
Saludos.
Me uno a dos comentarios anteriores:
ResponderEliminar-Al de don Hilario: Muy bello el poema final José Alberto
-Al de Ximo: "...¿qué opinión le merecen las películas Disney y el tratamiento que se hace en ellas de los cuentos clásicos e historias de hadas?[...]¿cree conveniente que los niños y jóvenes lean Harry Potter?"
José Tomás