LOS CAUTIVOS DEL BOSQUE

Los chicos de New Forest, obra de Edgar Barclay (1842-1913).



«Todos somos talentosos por obra del Cielo, y el que se contenta con caminar  por el camino de la vida que le ha sido asignado, en lugar de correr, aunque no alcance tan rápido el objetivo, tendrá la ventaja de no encontrarse sin aliento a su llegada».

Capitán Frederick Marryat


El capitán Frederic Marryat (1792-1848) no fue solo un novelista de éxito en la Inglaterra victoriana, sino que también fue todo un personaje, con una biografía tan agitada que por si sola merecería nuestra atención. Marino, explorador, soldado, héroe en las guerras napoleónicas, un hombre digno de sus novelas y de las de muchos otros, Marryat fue, como alguien ha dicho, un Hemingway del siglo XIX. Si uno repasa la agitada vida de tal caballero no puede dejar de rendir pleitesía a quien realmente sabe de lo que habla cuando se trata de aventuras, peligros y viajes: a los 20 años Marryat ya había obtenido el rango de capitán, ideado un código de señales entre barcos y alcanzado cierta notoriedad como dibujante náutico. Participó no solo en las guerras napoleónicas, sino que también dirigió escaramuzas y expediciones contra los contrabandistas de West Country y contra las canoas nativas en la primera guerra anglo-birmana, sirvió durante toda la guerra con los Estados Unidos de 1812 y estaba en Santa Elena en el momento de la muerte de Napoleón. Más tarde renunció a su trabajo en la Armada de Su Majestad, heredó una fortuna, comenzó a dirigir una revista literaria y se dedicó a escribir, convirtiéndose en uno de los principales novelistas de su tiempo.

Esta sapiencia se percibe nada más comenzar la lectura de cualquiera de sus novelas; el lector se siente conducido por un guía avezado y experto. Y ello se agradece.

De él dijo Joseph Conrad:

«Lo que lo distingue es su fidelidad. Su pluma sirve a su país, al igual que su habilidad profesional y su renombrado coraje. Sus figuras se mueven entre el agua y el cielo, y el agua y el cielo están ahí para enmarcar las obras del servicio a la Armada de su Majestad. ... Amaba a su país primero, al servicio después, y al mar tal vez no del todo. Pero el mar lo amaba sin reservas».  

«Sus aventuras son fascinantes. la rapidez de la acción hechiza y su grandeza es innegable».  

No existen muchas novelas del capitán Marryat traducidas al castellano, al menos en una traducción digna que respete la integridad del texto y que sean de reciente edición. Encontramos alguna que otra novela de aventuras navales, como por ejemplo El buque fantasma (1839), que trata de la leyenda del holandés errante; De grumete a almirante (1834), también titulada Pedro Simple, que narra la ascensión del protagonista, Peter Simple, desde sus inicios como grumete hasta las más altas dignidades de la Marina Real británica, o Los náufragos del Pacífico (1841), inspirado en La familia Robinson suiza (1812-13), de Johann Wyss, donde el capitán retrataba de forma realista la vida de la familia Seagrave en una isla desierta después de un naufragio (libro editado en el año 1928 por Juventud y de difícil localización). Todas ellas son novelas trepidantes dónde el valor, la audacia y la integridad de los protagonistas se pone a prueba y donde, muchas veces, el amor, la amistad y la lealtad se enfrentan a la ambición y la maldad, con el océano como telón de fondo. El mar fue, por tanto, una de sus temáticas recurrentes y más queridas, en la que fue pionero y seguido por muchos otros después; de hecho, la lectura de El buque fantasma llevó a Stevenson, según declaración propia, a escribir su Barón de Ballantrae y sin duda las obras de Patrick O'Brian (comenzando por Capitán de mar y guerra, originalmente titulada Master and Commander), Alexander Kent y C.S. Forester le deben mucho a el capitán Marryat.

Ilustraciones de de Stafford Good (1888-1969) para la novela Los cautivos del bosque.

Pero aquí abandono el mar e internándome en alguno de los frondosos bosques ingleses, me propongo hablar de otra novela, una que tiene por protagonistas a un grupo de jóvenes hermanos. Me refiero a Los cautivos del bosque (1847), o, en una mejor traducción del título, Los chicos de New Forest. Esta novela nos relata las vicisitudes y aventuras de un cuarteto de chicos (los hermanos Beverley) que pronto devienen huérfanos en medio de la Guerra Civil inglesa entre Parlamentarios y Realistas, mientras sobreviven escondidos en lo profundo de la espesa fronda de New Forest. La novela tiene rigor histórico, como todas las de Marryat, que se tomaba muy en serio estas cuestiones:

«Es verdad que tratamos de libros de niños; pero considero, por esa misma razón, que es necesario que el autor sea particularmente riguroso en detalles que pueden parecer insignificancias, pero que realmente no lo son, cuando se recuerda cuán fuertes son las impresiones sobre la mente juvenil. La ficción, cuando se escribe para niños pequeños debe, en todo caso, basarse en la verdad». 

Sabemos que los victorianos estaban cautivados por el mundo natural, que veían como una fuente de entrenamiento moral para los jóvenes, lo cual Marryat refleja en la novela. Los hermanos protagonistas, de forma repentina, se ven obligados a hacer frente a la dureza y hostilidad de la vida salvaje en el bosque recóndito donde encuentran refugio cuando huyen de las tropas de Cronwell. Pero estas dificultades, lejos de vencerlos, les fortalecen y los preparan para los retos que más adelante habrán de enfrentar, con éxito hay que decir.

Mark Ash, cerca de Lyndhurst, New Forest, obra de Wilhelm Kümpel (1822–1880).

Otro aspecto que parece recogido en nuestra historia es la importancia de la familia y el orden y el sostén que esta supone para sus miembros. Y es que, habiendo sido privados por el destino de sus padres y demás familia, los cuatro hermanos, casi de inmediato, intentan recrear el ambiente familiar perdido. Los mayores, Edward y Alice, se convierten figuradamente en el padre y la madre, mientras que los dos menores, Humphrey y Edith, juegan los papeles de sus hijos, siguiendo a sus hermanos mayores en el ejemplo. Incluso el viejo sirviente, Jacob, asume la función de abuelo (en realidad, al menos en los inicios de la novela, Jacob representa y desempeña una función paternal), lo que ostensiblemente les da una identidad creíble cuando se ven obligados a acudir a la ciudad, y, en todo caso, denota claramente su deseo, anhelo y necesidad de reconstruir una familia.

Sin perjuicio de todo ello, la historia contiene ingredientes de sobra para seducir a cualquier joven lector: huida de un devastador incendio y de las temibles tropas de Cronwell, refugio en los bosques, lucha por la supervivencia en plena naturaleza agreste, rescate de dos damiselas en apuros, enfrentamiento contra los planes malvados de ladrones y estafadores, lucha en favor del rey (con una bonita muestra de la pureza del espíritu cavalier), descubrimiento de tesoros, guarda de secretos, amores correspondidos y final feliz. ¿Qué más se puede pedir? Solo puedo decirles que mis hijas disfrutaron enormemente de la novela y que la idea de una vida escondida al abrigo de los bosques les fascinó.


En español la novela fue publicada por Espasa Calpe, en diferentes ediciones, en su clásica colección Austral. También fue publicada en la famosa colección Pulga, con portada de Coll. En el año 2001, Palabra, en su colección Astor, la editó con el título (como he dicho, más correcto, aunque menos poético) de Los chicos de New Forest; y recientemente, y a través del sistema de auto edición, han aparecido en el mercado español dos nuevas ediciones de la novela. 

Recomendada para 12 años en adelante.




Comentarios

  1. Gracias por anoticiarnos sobre este autor, Miguel.
    El hecho de que lo halague Conrad es toda una garantía. ¿En qué obra aparecen las citas? ¿"Notas de vida y letras" acaso?.

    Por cierto, si nunca le dedicaste una entrada al polaco, tal vez sería tiempo de hacerlo; aunque parte de su obra quizá no fuera conveniente para los más jóvenes, aquí en Argentina Adolfo Bioy Casares decía que "La línea de sombra" es un relato básico como modelo para el novel escritor.
    El tema del rito de pasaje de la juventud a la madurez es recurrente en su obra.

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    1. Si, creo que es así, pero no estoy seguro ya que el comentario lo tenía guardado entre otras notas.
      De "La línea de sombra", hablaré. Efectivamente trata de forma magistral el tema del paso a la madurez.
      Un saludo y gracias.

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  2. Hola Miguel, De Libros, Padres e Hijos está presente en Facebook?

    Danilo González

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    1. Buenas Danilo.
      No, el blog no tiene presencia en Facebook.
      Un saludo cordial.

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  3. Hola yo conseguí una edicion antigua de "De grumete a almirante" (una de las joyitas de mi coleccion)...un buen autor poco conocido

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