Y SIGUIENDO CON LOS DRAGONES ...

El fin del dragón, de Henry Justice Ford (1860-1941).




«Vino un dragón a ejercer su poder en las noches oscuras.»

Beowulf (Anónimo)



«Ningún dragón se resiste a una fascinante charla de acertijos.»

El Hobbit (J. R. R. Tolkien)





En la entrada anterior he hablado de los dragones y los libros y su relación con los niños. Y, como les prometí, hoy hablaré de algunos de los libros apropiados (según la terminología de C. S. Lewis) para poder llegar a conocerlos bien. Aclaro que me refiero a los dragones reales tal y como los concibió Tolkien, esos que no son solo símbolo, alegoría o parodia, sino que palpitan, resoplan y gruñen como presencias concretas e innegables y poseen personalidad propia. No tienen porqué ser siempre feroces (de esto ya dije algo en el anterior post), ya que, tal y como ha dicho alguien, «mientras los dragones conserven su capacidad de inspirar asombro, podrían ser menos aterradores y seguir siendo dragones reales». En todo caso, el estilo humorístico de las historias que les presentaré a continuación puede ser el camuflaje protector adecuado para que los niños hagan una primera aproximación a estas temibles bestias.
"... El corazón de la bestia enrollada se agitó" (Beowulf). Pintura de J. R. R. Tolkien representando un dragón.

Pero antes, y solo de pasada, debo hacer referencia a algunos otros dragones reales y a los libros en entre cuyas páginas se esconden; libros de los que ya he hablado y que ya he recomendado; me refiero a Beowulf, con la temible y mortífera bestia que lo llevó a la tumba; al reptil monstruoso que mató Cadmo en la historia Los dientes del dragón, contenida en Los cuentos de Tanglewood de Nathaniel Hawthorne; al Hobbit, con su dragón Smaug; al terrible Fafnir, de la historia de Sigfrido, recogida en El Libro rojo de los cuentos de hadas de Andrew Lang, que tanto fascinó a Tolkien. Tampoco pueden faltar, el dragón al que se tienen que enfrentar la dama y el príncipe león en el cuento La dama y el león (también conocido como La alondra cantarina y saltarina), el malvado dragón de siete cabezas del cuento Los dos hermanos, y el dragón durmiente en el regazo de la princesa de la historia de Los cuatro hermanos ingeniosos, todos ellos referidos por los Grimm. Finalmente están el anónimo dragón que aparece en La travesía del viajero del alba de C. S. Lewis y a aquel en el que se convirtió, en ese mismo libro, Eustace, por «dormir sobre el tesoro de un dragón y por tener pensamientos codiciosos como los de un dragón en el corazón». Libros estos muy, pero que muy apropiados.

Ilustraciones de dragones de H. J. Ford (1860-1941) y de John D. Batten (1860-1932).

Y dicho esto, paso a comentar tres libros que tienen como protagonistas a unos dragones reales, pero bastante peculiares.


El dragón perezoso (1898). Kenneth Grahame.

La historia de Kenneth Grahame, El Dragón perezoso, estaba contenida originalmente en el libro Días de sueños (1898), su segunda colección de historias sobre la infancia, si bien pronto comenzó a editarse como un cuento independiente. Se trata de una versión libre de la leyenda de San Jorge y tiene como protagonistas, además de al Santo, a un dragón pacífico y amistoso que con mucha dificultad es persuadido para llevar a cabo una pelea simulada contra el santo caballero (a fin de satisfacer las expectativas de la gente de pueblo, basadas en la concepción estereotipada del dragón como una bestia mortífera), y a un niño muy leído. 

Ilustración de Ernest Howard Shepard (1879-1976).

Como nos dice Seth Lerer, en su obra La magia de los libros infantiles, «El niño protagonista de “El dragón perezoso”, pasa “gran parte de su tiempo enterrado en grandes volúmenes”. Y este aprendizaje en los libros sirve de ayuda cuando su padre encuentra un dragón en las afueras de la ciudad. El niño sabe de dragones, por haber aprendido sobre ellos leyendo “la historia natural y los cuentos de hadas” (...). Y no solo eso, el dragón de la historia también es un dragón de los libros (…). Se trata de un dragón poético, uno que se dispone a inventar versos y prosa». Y en esto tampoco se queda atrás San Jorge, que se nos revela como un maestro de la palabra, con cuyo solo uso vence al dragón y persuade a la multitud. Vamos, un libro muy apropiado para despertar a una generación que, parafraseando a Lerer, ya no ve bestias ni en los bosques ni en los folios, y para la cual los libros y las palabras impresas en ellos son inútiles reliquias del pasado.

Portadas de las ediciones del libro de Noguer y Perramón, ilustradas por Ernest Howard Shepard (1879-1976) e Inga Moore (1945 -).

La obra se ha publicado por Parramon Ediciones y por Noguer, ambas con unas magníficas ilustraciones de Inga Moore y de E. H. Shepard, respectivamente.

Para niños a partir de 6 años.


El libro de los dragones (1900). Edith Nesbit.

Hete aquí un peculiar catálogo de bestias, a cada cual más pintoresco: grandes dragones mullidos y ronroneantes que harán dormir a los niños, un enorme Dragón de Hielo que se apropia del concepto mismo del Polo Norte, dragones dormidos que surgen de las páginas de los libros no más se pronuncia su nombre, etc... El más subversivo de todos estos monstruos es el contenido en el último relato; en esta historia, Nesbit nos cuenta que el último dragón en la tierra, cansado de que siempre se espere de él que pelee con un príncipe por una princesa, se convierte en la mascota de esta. Además, no bebe sino petróleo y, para acabar, mal que le pese, lo vemos transformado en el primer avión. La extravagancia, el humor y la fantasía juegan y se entremezclan en estas historias.
Dos de las ilustraciones a tinta de Harold Robert Millar (1869–1942), para la edición original del libro de 1900.

En este libro de relatos, como en toda la producción de la autora, la combinación de la vida cotidiana y la magia le da a las historias un humor sutil y un color único. Esta es la clave del arte de Nesbit: este caminar en el filo de una navaja, entre los cuentos de hadas y la realidad, entre un mundo maravilloso y un mundo cotidiano, una ardua tarea llena de inestablilidad, simplemente elusiva para cualquier escritor, pero no para la autora. Sin duda este es el encanto de su talento.

Las ediciones de Andrés Bello y de Anaya.

El libro se encuentra editado bajo el título de Historias de dragones, por Andrés Bello en Chile y Argentina (con unas ilustraciones que no son de mi gusto) y por Anaya en España (con las magníficas ilustraciones de la edición original, realizadas por H. R. Millar, el ilustrador favorito de Nesbit, y por eso es la que les recomiendo). Hay que llamar la atención también sobre la bonita edición que, de uno de los cuentos (El libro de las bestias), hizo en el año 2001 Lumen, con unas preciosas ilustraciones de la magnifica Inga Moore y la que hizo Gaviota en el 1993 del cuento Los Salvadores del País, también con unas estupendas ilustraciones de la artista austríaca Zwerger Lisbeth.

Para niños de 8 años en adelante.


Dos de los libros de Nesbit comentados.


La princesa dragón (1987). David Weisner.

Portada del libro.

A la manera de los cuentos de hadas clásicos, el reconocido ilustrador David Wiesner y su esposa Kim nos relatan una historia de princesas y dragones, sólo que en este caso la princesa resulta ser un dragón. Con el acompañamiento de unas magníficas ilustraciones, igualmente al modo y estilo clásico, el dos veces galardonado con el premio para ilustradores Caldecott, Wiesner muestra su notable arte y las vertiginosas perspectivas por las que su trabajo es conocido. Se trata de una adaptación de un viejo cuento de hadas inglés recopilado en 1890 por Joseph Jacobs.

El argumento es simple: una reina malvada lanza un hechizo sobre su hermosa hijastra, la princesa Margaret, celosa del amor que esta inspiraba en su padre el rey. El embrujo convierte a la princesa en un repugnante dragón. Lo único que podría liberarla del malvado encantamiento sería que, antes de que hubiera transcurrido un año, su hermano, el príncipe Richard, besara a la bestia en que se había convertido. Pero el príncipe se está ausente y nadie sabe cuando regresará de su viaje...

Ilustración a doble página de las doncellas descubriendo la transformación de la princesa en dragón.

Afortunadamente, un viejo sabio descubre que el repugnante dragón no era sino la princesa hechizada y que solo su hermano puede romper el maleficio. Por ello aconseja que se envíen emisarios en su busca ¿Podrá el príncipe regresar y romper el hechizo antes de cumplirse el fatídico plazo de un año? ¿Será capaz de reconocer en el repugnante dragón a su querida hermana?

Este maravilloso cuento de hadas, con sus ilustraciones mágicas y tremendamente detalladas, seguro que será leído con fruición por los niños y también es muy apropiado para leer en voz alta.

El libro fue editado por Juventud en el año 2006, pero todavía se encuentra en las liberías. Para niños de 4 años en adelante.



Comentarios

  1. Estimado Miguel: Hace muy poco tiempo que he descubierto su blog, lo que ha supuesto para mí un verdadero tesoro. Estoy disfrutando y aprendiendo muchísimo con todos sus artículos que hasta ahora he leído y seguro que lo seguiré haciendo con los que me restan por leer. Solamente quisiera manifestarle mi profundo agradecimiento por la labor que está realizando a través del blog y animarlo a seguir con ella durante mucho más tiempo, encomendándolo para ello al amparo de Nuestra Señora La Santísima Virgen María. Un abrazo. José Ángel.

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